jueves, mayo 29, 2008

Pobre viejaja, pobre gatoto, pobre puntata del zapatoto

Que canción cruel ésta.
En la calle veinticuatro ha habido un asesinato, una vieja mató un gato con la punta del zapato.
Pobre vieja, pobre gato, ¡pobre punta del zapato!.
Desgarrador...

jueves, mayo 22, 2008

chorrada


¡¡Gaticos y monetes!! ¡¡Ay los monetes!!

martes, mayo 20, 2008

Relojes

El reloj que hay en la estantería de mi salón se ha puesto en huelga.
Ha decidido que está harto de que nadie lo mire y dice que no se siente respetado en su trabajo. Aun así, cumple los servicios mínimos, ya que a las cinco menos diez, si lo miras, marca exactamente la hora que es.
El reloj de la cocina, sin embargo, ha dimitido directamente.
Decidió que su trabajo no le gustaba, ya que él había estudiado para mostrar la hora y ahora su función sólo consistía en señalar los tiempos de cocción de las comidas. Siempre había sido un reloj con muchas ambiciones, de esos que te marcan la temperatura y todo, y se sentía infravalorado.
Así que hoy me he reunido con el reloj del salón. Le he comunicado que hay un puesto vacante en la cocina y se ha puesto muy contento. Me ha contado que, en realidad, siempre había querido ser un despertador o uno de esos temporizadores con forma de huevo o de gallina. Quería, en definitiva, sentirse un poco más útil. Ha aceptado el puesto. El sueldo es más bajo, pero dice que no le importa porque va a ganar en calidad de vida.
Ahora el reloj de la cocina se ha enterado y está pensando en enviar su currículum para ocupar el puesto del salón, que nos ha quedado libre.
La verdad es que no hay quien los entienda.

jueves, mayo 15, 2008

Llegó, vio y venció

Blas el conqueridor



domingo, mayo 04, 2008

Inés

Cuando llegaba la hora de irse a la cama, Inés se echaba a temblar. Por eso intentaba retrasar ese momento todo lo que podía.
En cuanto apagaba la luz, llegaban los fantasmas. Cuando se hacía la oscuridad, hasta las cosas más banales se convertían en asuntos de lo más angustiosos.
Con el paso del tiempo había desarrollado ciertas técnicas y habilidades que la ayudaban a dormir sin tener que pasar por ese mundo de miedos y pesares. Con algunos de esos trucos había llegado a tener tal control sobre su cuerpo que incluso se asustaba. A veces, en el momento exacto, era prácticamente capaz de darse cuenta de que se había quedado dormida.
Pero entonces llegaban las pesadillas, porque aquel duermevela no era el sueño real. Y se volvía a despertar y entonces era peor, porque estaba completamente sugestionada por lo que fuese que acababa de soñar.
Por la mañana, Inés estaba muy cansada y con frecuencia tenía ganas de llorar.



Anoche, como Inés, yo no podía dormir, así que escribí esto.