martes, mayo 20, 2008

Relojes

El reloj que hay en la estantería de mi salón se ha puesto en huelga.
Ha decidido que está harto de que nadie lo mire y dice que no se siente respetado en su trabajo. Aun así, cumple los servicios mínimos, ya que a las cinco menos diez, si lo miras, marca exactamente la hora que es.
El reloj de la cocina, sin embargo, ha dimitido directamente.
Decidió que su trabajo no le gustaba, ya que él había estudiado para mostrar la hora y ahora su función sólo consistía en señalar los tiempos de cocción de las comidas. Siempre había sido un reloj con muchas ambiciones, de esos que te marcan la temperatura y todo, y se sentía infravalorado.
Así que hoy me he reunido con el reloj del salón. Le he comunicado que hay un puesto vacante en la cocina y se ha puesto muy contento. Me ha contado que, en realidad, siempre había querido ser un despertador o uno de esos temporizadores con forma de huevo o de gallina. Quería, en definitiva, sentirse un poco más útil. Ha aceptado el puesto. El sueldo es más bajo, pero dice que no le importa porque va a ganar en calidad de vida.
Ahora el reloj de la cocina se ha enterado y está pensando en enviar su currículum para ocupar el puesto del salón, que nos ha quedado libre.
La verdad es que no hay quien los entienda.

3 comentarios:

Swan dijo...

¿Y el reloj de Corto Maltés no toma partido?

el tercer hombre dijo...

¡Ése siempre está de mi lado!

Johny dijo...

Pero bueno...
cuanta creatividad. Te felicito
de verdad encantador blog.
(Punto y aparte)

Se han dado cuenta que desde que se lleva celular mucha gente ha dejado de llevar reloj?

Y es que el celular resume todo eso, agenda, alarma, reloj, camara de fotos, radio, termometro, y encima te comunica!

Que sera lo proximo???