domingo, abril 13, 2008

Martina

Cada mañana Martina se levantaba a las diez. Se arreglaba en muy poco tiempo y treinta minutos después ya estaba en la estación, esperando el metro que la llevaba al trabajo.
No tenía que estar en la oficina hasta las once, y el metro apenas si tardaba diez minutos, pero le gustaba tomarse un café en algún bar para despertarse del todo antes de ponerse a trabajar.
Martina solía leer el periódico mientras desayunaba. A veces se llevaba un libro, pero casi siempre le daba vergüenza sacarlo del bolso.
La gente la miraba raro, como si fuera una intelectual.

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